La esperanza no es una estrategia

Los mensajes presidenciales durante el primer mes de las restricciones de movilización parecían ser protectores y alentadores en momentos. Ante la incertidumbre e incredulidad de muchos sobre si la pandemia del COVID-19 existía o solo se trataba de una artimaña para controlar nuestra vida y espacios ante un cambio económico de dependencia o de solo prácticas para quién sabe qué fines. Mientras pasaban los días y los reajustes de movilización y demás, se incrementaban y cambiaban según los resultados de las pruebas médicas que se hacían, a la par con los infectados en etapas de hospitalización y otros factores. Día con día esperábamos escuchar iniciativas de futuras acciones a tomar para ir encaminados a una nueva normalidad, pero nunca ocurrió. Solo los reportes de algunas compras de equipo médico que se harían, de conversaciones con especialistas y políticos que no se compartía en propuestas tangibles; así como de cifras confusas, para muchos, sobre apoyo a empresas con un progr...