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¡Asiento para la señora!

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Si hay algunas cosas que no entiendo en esta, cada vez más, húmeda Lima: es el sticker o aviso que indica el asiento reservado para personas de la tercera edad,  embarazadas o discapacitadas, pegado en el primer asiento detrás del chofer de una combi. Este supuesto respeto a las normas me llama mucho la atención, ya que en una combi, según el reglamento no se puede ir de pie; así que por lógica cualquier asiento le correspondería a una persona que cumpla con estas características y a cualquiera que no las tenga, dependiendo de la cortesía del pasajero. Y lo irrisorio de esto es que el asiento destinado para este fin, que está ubicado a espaldas del chofer, pero frente a la persona sentada detrás del mismo, es decir, que tal consideración no existe ya que la afortunada persona a quien  la sociedad civil le confirió este espacio para la contemplación de un mejor viaje se fastidió, pues la comodidad ofrecida no es tal, ni mucho menos la consideración. Creo que el sticker representa el rec

Situaciones aparentemente menores dibujan a una sociedad

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Hace unos meses escuché en la radio que una gatita de aproximadamente seis meses se encontraba atrapada en un departamento y que sus dueños estaban de viaje en Colombia, la noticia alarmó a los oyentes de la radio durante todo el día; la programación habitual se intercalaba con lo que pasaba en Jesús María  y los avances que se obtenían por rescatar a la gatita. Luego de presentarse varias entidades protectoras de animales y hasta los Bomberos, y al  no encontrar a los encargados del edificio se apeló a la autoridad municipal, quienes tampoco sabían o querían hacerse cargo del embrollo. El animalito había estado preso desde el mes de noviembre del año pasado y los vecinos del departamento no tenía la intención de quebrantar la ley para entrar a la casa y rescatar al felino, pero tampoco permitían que nadie más lo hiciera, es más se oponían a que se le alimentara con mayor frecuencia por los olores que ya emitía el cautiverio y la soledad del gato. Incomprensibles los celadores de la le

¡Me golpearon duro con una piedra! y fue mi hermano

Hoy me petrifiqué al ver la noticia del daño sufrido en las ruinas de Chan Chan, sorprendida y entristecida por la actitud de esos jóvenes que ignorantes de lo que hacían -eso quisiera pensar- no que la conciencia los llevó a realizar tan despreciable acción.Me sentí herida al verlos dañar con tal furia a los muros de la huaca El dragón como si tuviesen a su enemigo en frente, las imágenes eran aterradoras para mí, como si golpearan a mi hermano, a mi padre o a mi amigo... me pregunté qué nos está pasando y qué estamos haciendo para generar tantos arrebatos de violencia o qué no estamos haciendo por crear más amor y conciliación entre nosotros. Cuando ocurren hechos como éste pienso en la labor de algunos peruanos que empiezan el día muy temprano, mucho antes que yo y que trabajan y luchan con un interés colectivo: el decir a todos que el Perú es el mejor país para vivir... y sí que lo es, solo que hay que conocerlo y para eso me parece que uno de los caminos es la renovación de la cur